6.9.12

Alicia en el Castillo Encantado


El país de las maravillas era aquel lugar donde se trasladaban todos cuando soñaban. Alicia, sabía perfectamente que cada vez que leía un cuento, era como soñar despierta. Se elevaba tanto su imaginación que vivía una historia extraordinaria. Un día decidió cambiar el lugar donde siempre hacia la lectura. Se adentró tanto en el bosque que cayó por un pequeño agujero que la condujo a un grande y sombrío castillo. Alicia era sin duda una niña muy curiosa, así que decidió ir a averiguar quien habitaba en ese castillo tan tenebroso.
Al abrir la reja para entrar al castillo, se encontró con un conejo blanco que muy mal humorado, miraba un gran reloj que había sacado de su bolsillo.
-       Voy a llegar tarde, sé que voy a llegar tarde, solo me quedan unos días
 – dijo el conejo.
Y siguió corriendo refunfuñando. Alicia quedó maravillada, con lo que acababa de ver.
-       Que cosa más extraña, un conejo que anda por ahí mirando un reloj y diciendo que va a llegar tarde ¿A dónde irá? Pues yo no me quedo sin saberlo, voy tras de él.
Y sin pensarlo siguió al conejo blanco que, un poco más adelante entró por una gran puerta con varias calaveras a su alrededor. Alicia no lo perdía de vista y también entró por aquella puerta. Y así, fue a parar dentro del castillo, que estaba lleno de telarañas y cosas muy antiguas.
-       Este castillo debe ser del conejo – dijo Alicia.
De repente, vio de nuevo al conejo. Pero esta vez cruzaba una puerta pequeñita.
-       Qué pena, me quedaré sin saber a dónde va el conejo. Soy muy grande y no podré entrar por esa puertita.
Decidió ir a ver qué encontraba en el castillo. Abrió muchas puertas y descubrió muchos vestidos de princesas, joyas de oro y zapatillas doradas. Alicia estaba maravillada de ver tantas riquezas juntas. Se olvidó por un momento del conejo blanco. Repentinamente escuchó un ruido y salió de prisa para ver qué ocurría. Para su sorpresa, se encontró con un gran comedor adornado magistralmente. La comida estaba lista.
-       Que raro no había nada aquí, ¿quién preparó todo esto?
En ese instante, salió una taza de azúcar y sirvió la mesa. Las sillas también se prepararon y todo quedó listo para que fuera una cena inolvidable. Alicia se sentó y disfrutó del espectáculo que hacían los cubiertos, platos, pocillos y demás, al desfilar por el comedor.
-¡No puedo creerlo! aquí todo esta encantado. Tomaré una taza de té que tan amablemente me han servido y seguiré buscando al conejo.
Minutos más tarde, Alicia recordó al conejo blanco. Entonces tomo dos pastelillos y siguió su camino. Luego de recorrer un buen rato, encontró una puerta de oro. Al abrirla, vio una figura,  de espaldas, que se movía cerca a la ventana.
-       ¿Le puedo ayudar en algo? – preguntó Alicia. -¿Ha visto usted un conejito blanco por aquí?
-       Jamás he visto conejos en este castillo – respondió con voz fuerte la bestia mientras daba la vuelta.
 Al verlo Alicia casi se desmaya, pero tratando de sobreponerse, le volvió a preguntar:
-¿Le puedo ayudar en algo? Se ve usted muy triste.
- me eres muy útil, pero si me quieres ayudar, tendrás que descubrir tú misma cómo hacerlo.
Alicia notó que cerca de la bestia, había un rosa encerrada en un cristal y apunto de marchitarse. Ella  salió de la habitación y prosiguió su camino. Después de un rato de recorrer el enorme castillo sintió hambre, y se sentó a comer uno de los pastelitos que había tomado en el comedor. Al instante se dio cuenta que su tamaño se redujo mas de la mitad.
-       De seguro que ahora si entraré por aquella puerta tan pequeña. No me quedaré sin saber a dónde fue el conejo.
Se encaminó hacia la puerta y al entrar le llamo la atención que los jardineros se entretenían pintando las flores de muchos colores. Esta parte del castillo era muy diferente a lo que ya había visto. Era llena de vida y de muchos colores. A todos preguntó Alicia por la dirección del conejo, pero nadie supo darle razón. Ella decidió seguir caminando, para ver qué encontraba. Más adelante escuchó varias voces que entonaban cantos guerreros, aligeró el paso para ver que sucedía. Al llegar al sitio vio un cortejo de cartas y delante de ellas el conejo blanco.
-       ¿Qué haces aquí Alicia? – preguntó el conejo.
-       ¡Vaya! ¿con que por esto era tu prisa?
-       Soy el mayordomo mayor de la reina de corazones. Ahora tendrás que jugar una partida de cartas con ella, para poder salvar a Bella. Y si ganas, te apresará junto a Bella, pero si nota que haces trampa para perder, te apresará  también ¿Ves ahora por qué no quería que vinieras?
-       Pero… ¿Quién es Bella?
-       Bella es una linda niña a quien la reina no tolera por pretender casarse con el príncipe de este castillo. Mi reina esta enamorada de él. Apenas se enteró que éste se casaría con ella, mando a traer a la chica. Sumergió el castillo y al príncipe en las tinieblas con un poderoso hechizo. Desde entonces, el príncipe quien es ahora una bestia, espera por alguien que lo ayude a salvar a Bella antes de los 8 días que dio la reina para que ella regrese. El símbolo de ese tiempo es una rosa que reposa en una habitación del castillo. Si tú no salvas a Bella antes de que termine el día, la bestia morirá al tiempo que se marchite la rosa.
Alicia comenzó a temblar y trató de esconderse detrás de una de las cartas, pero la reina la vio enseguida.
-¿Quién eres tú? Preguntó enfadada la reina.
- pues... yo majestad… soy Alicia.
Bien Alicia, vamos a jugar una partida de cartas.
Alicia se asustó, sin embargo, comenzó la partida tratando por todos los medios de ganar, pero al mismo tiempo de no hacer enojar a la reina. Ésta que era muy astuta se dio cuenta enseguida y dijo:
-       ¡soldados, captúrenla!
Alicia se vio perdida, echó a correr perseguida por los soldados. En la huida vio a Bella sentada en un balcón y custodiada por dos guardias. De repente, recordó los pastelillos.
-Comeré uno a ver si recupero mi tamaño normal.


Alicia sacó un bizcocho, se lo comió y comenzó a crecer…  alcanzó su estatura normal. Entonces, tomó a Bella en sus brazos y pudo escapar corriendo para que no las alcanzaran. Más adelante, cuando ya nadie las perseguía, comió del pastel que redujo su estatura para poder pasar por la puerta pequeña. Ya en el castillo Alicia y Bella comieron del pastel otra vez para recuperar su estatura normal. Bella corrió al lado de su amado quien estaba agonizando de tristeza junto a la rosa. Al darle un beso el hechizo desapareció. El príncipe ya no era una bestia y poco a poco los cubiertos, pocillos, platos, etc, quienes estaban encantados también fueron recuperando su forma natural. El príncipe y bella se casaron y Alicia se despertó justo cuando sonaron las campanas de bodas.




1 comentario:

  1. ESTA ESTRATEGIA ES BUENA PARA TRABAJARLA CON LOS NIÑOS DE BÁSICA PRIMARIA, PUES ELLOS A PARTIR DE LOS SABERES PREVIOS PUEDEN CONSTRUIR SUS PROPIOS CUENTOS, ASÍ COMO LA ENSALADA DE CUENTOS DE GIANNI RODARI.

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