4.9.12

Don Quijote de la Mancha



En un lugar, cuyo  nombre no recuerdo, vivía un viejo hidalgo que soñaba en conquistar el mundo con un escudero valeroso y fiel.

Un día Don Quijote de la mancha decide ir en busca de aventuras a tierras lejanas. Tomó su caballo Rocinante,  empacó un par de camisas, pantalones y desempolvó su olvidada armadura.  Entró a la cocina, echó dos panes en una mochila, ensilló su caballo y partió a la vía principal para tomar rumbos inesperados. En el camino iba mirando los paisajes de toda la región entretenido por los sonidos de los pájaros. A lo lejos escuchó sonidos. Como  defensor de los derechos, dio inicio a la búsqueda de donde provenían dichos lamentos. Al llegar al sitio, cayó en cuenta que era  de un gatito que su amo estaba maltratando.


Inmediatamente bajó Don Quijote de Rocinante.
-¡Déjalo, no lo golpees! –dijo el hidalgo.
-El gato se está comiendo mis palomas y por eso estoy decidido a matarlo  -contestó el dueño.
- Regálamelo –solicitó Quijote -.  A este descortés lo corrijo yo de otra manera.
El dueño del gatito lo regaló y se libró del problema.
Montó en su caballo y echó al gato en una mochila. Siguió su camino. Al  rato de estar cabalgando escuchó una voz  con acento gallego que dijo:
“Gracias por haberme salvado de mi malvado amo.  Y te digo, tío, yo no era el culpable de la pérdida de los pichones de paloma. La que se los comía era la vieja perra cuando estos caían”.
-Deja tú pasado atrás y da comienzo a una nueva vida-  dijo el hidalgo.
 Don Quijote empezó a interrogarlo acerca de lo que sabía hacer. El gato comenzó a contar su historia.
- Yo nací en Madrid. Pertenecía a una guardia en el palacio de don Felipe de Asturias. Soy espadachín y uno de los mejores de esta región.
-Eres valiente y eso me encanta. Por eso te propongo algo: ¿quieres ser mi fiel escudero?- dijo el Quijote.
-por mí con todo gusto señor, ya somos dos los que vamos a rescatar hermosas doncellas. - respondió el gato.
Señor ya como estamos con más confianza dime “el gato con botas” ese es mi apodo en las justas de Barcelona.
Ya recorriendo muchos caminos y pueblos en uno de ellos escuchó un rumor de que había una princesa encerrada en una torre y  custodiada por un dragón.
Habló con su escudero. Decidieron partir a esta aventura. Ya de tanto recorrer varias provincias llegaron al sitio donde había un castillo abandonado. Al entrar al palacio no escuchaban ningún ruido. Iban con cautela pero… despertó la bestia y los descubrió. El gato con botas se quedó entreteniendo al monstruo. Mientras don Quijote de brillante armadura iba en busca de  la princesa, sabiendo que se encontraba en la torre más alta del lugar. Se dirigió a una que vio a primera vista y efectivamente dio con la que era. Así que rescató a la hermosa princesa.
 Después, salió en la búsqueda de su amigo. Al encontrarlo lo dejó encargado  de la ella, mientras don Quijote seguía luchando con el dragón.  Batalló hasta cansarlo y hacerlo caer en un precipicio.





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